miércoles, 12 de noviembre de 2008

Travesía de Fe



Mi adolescencia…


Después de haber escribido unas líneas referentes a mi niñez, me entraron las ganas tremendas de seguir contando mi historia, una historia quizás emocionante ya que todo comienza a tomar sentido cuando la voz de Dios se hace muy inevitable en mi vida en estos momentos. Recuerdo cuando tenía 11 años, estaba culminando mis estudios primarios y estuve muy apresurada en mis pasos quería las cosas rápidas y sin mayor esfuerzo, sentía que la vida era muy frágil y a la vez desesperante, debido a que parte de mi infancia fue interceptado por el dolor. No recuerdo mucho casi 3 años de mi infancia o quizás quería olvidarlas sin ningún tipo de ilusión. Todo fue debido a la falta de seguridad en mi misma, sentí que había perdido mucho de mí y no me sentía tan especial; es así como estos sentimientos me hicieron inestable en la adolescencia.


Cada etapa con su propio placer, las niñas jugaban con sus muñecas y los niños no dejaban de correr por alcanzar un balón sin embargo yo sentía una necesidad, estaba envuelta en un oscuro placer, la soledad. Puedo decir que a Dios lo sentía muy lejos, o quizás aún no era tan real como todos me lo contaban parecía que El no tenía memoria de mis pasos. Así anduve por 2 años, con temores, con angustias y desánimos, recuerdo haber bajado la guardia quería hacer lo que todos mis amigos me decían, era fácil entrar en la diversión pero solo vasto una palabra para que todo volviera a comenzar en mi vida, Amor, Dios cultivó su amor en mi corazón, escuche sus advertencias, escuche sus pasos y decidí correr a Él. Era muy distinto lo que sentía, era una escena donde se apreciaba a un pastor que recupera a su oveja amada envuelta en heridas y que necesitaban ser curadas con delicadez y paciencia. Era el amor de Dios que impregnaba mi corazón y que no podía volver a sentir una ausencia. Cada experiencia enriquecen la vida y nos hacen más fuertes nos hacen crecer. Me detengo un momento en estas líneas y reconozco que solo Dios conoce mi interior “Oh SEÑOR, tú me has escudriñado y conocido” son las palabras de David esperando ser quebrantado por Dios que conoce todo lo que él sentía y anhelaba en todo su ser.


No puedo imaginar las cosas grandes que Dios anhela para mí, pero sí le agradezco porque fue aquí en mi adolescencia que comprendí lo que es servir a Dios, desde muy pequeña anhelaba estar cerca de Él, sin embargo las circunstancias la falta de confianza y fe me hicieron débil en mis sufrimientos. En Dios pude encontrar un nuevo sentido……..

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